Gigantes únicos en pleno Bilbao: descubre dónde están los árboles urbanos más longevos de la Península Ibérica

No hace falta salir de la Villa para encontrar auténticos tesoros naturales. Algunos de los árboles más antiguos de toda la Península Ibérica están a unos pasos de nuestros hogares, en pleno corazón de Bilbao. ¿Quieres conocerlos?
La vida de un árbol de ciudad es muy complicada. El asfaltado, la contaminación e incluso los propios cambios en la planificación y trazado urbano hace que la vida de los árboles de ciudad sea bastante breve. Sin embargo, en algunas circunstancias, ciertos factores permiten que algunos árboles sobrevivan durante siglos, incluso en pleno centro de grandes urbes.
Este es el caso de los plátanos de sombra que sobreviven, silenciosos y majestuosos, en lugares como El Arenal, los Jardines de Albia o la Plaza de San Vicente de Bilbao. Son historia auténtica de nuestra Villa, algunos de ellos centenarios.
Gracias a un estudio científico del proyecto RESISTE, liderado por la Universidad de Valladolid en colaboración con el Ayuntamiento, sabemos hoy que varios de estos ejemplares tienen más de 150 años, y algunos alcanzan incluso los 170 años. Todo un récord en el contexto de los árboles urbanos peninsulares.
En concreto, los plátanos del El Arenal alcanzan los 130 años y alturas de 40 metros, los de Doña Casilda Iturrizar superan los 120 años, pero sin duda, los más longevos se encuentran en la Plaza de San Vicente y Jardines de Albia, donde hay arboles de más de 170 años.
Testigos centenarios de la vida bilbaína
Estos árboles no solo destacan por su edad, sino también por su historia. Plantados a mediados del siglo XIX, han sido testigos del crecimiento de la Villa, de sus cambios, de sus momentos duros y brillantes. Sobrevivieron a las inundaciones del 83, a la gran sequía de los 90 y a obras como la del parking del Arenal. Sus anillos guardan la memoria del Bilbao de la industria, del hierro, del comercio… incluso, según los expertos, su madera recoge los rastros químicos del auge y declive de Altos Hornos.
Y aún más impresionante: no están en un jardín protegido o en las afueras. Están justo donde paseamos cada día, donde juegan los niños y niñas, donde nos sentamos a descansar a la sombra. Su longevidad es una excepción en toda la Península Ibérica y habla del cuidado que la ciudad y su gente ha dedicado a este valioso patrimonio verde.
Un plan en familia para mirar la ciudad con nuevos ojos
Hacer una ruta para buscar y conocer a estos árboles centenarios es un plan perfecto en familia. No solo ofrece una excusa para pasear por algunos de los rincones más bonitos de la ciudad, como Doña Casilda o los Jardines de Albia, sino que también es una forma de despertar la curiosidad y el respeto por la naturaleza en los más pequeños.
Enseñarles que no todos los árboles son iguales. Que algunos han vivido más de lo que abarca cualquier memoria viva. Que forman parte de nuestra historia tanto como cualquier edificio o puente. Y que, si los cuidamos, seguirán dando sombra y belleza durante muchas generaciones más. ¿Te apuntas a este plan?